“El Hombre de Mar tiene la cara agrietada por el fuerte viento que le golpea y las manos rígidas, casi congeladas de agua y sal; es un hombre de esfuerzo diario, incansable, que se pone en peligro día a día por el bienestar de su familia.
Pero también es feliz de disfrutar la gran inmensidad del océano y sus maravillas.En las largas noches de travesía muchas veces peligrosas, frías y solitarias, los hombres de mar confían en que en sus barcas los acompaña uno que fue como ellos, un pescador llamado Pedro y escogido por Jesús para ser pescador de hombres. A él confían sus vidas y piden la abundancia de su trabajo, a él se encomiendan y piden protección en la tormenta. Pedro los mira muy atento desde la caleta, los acompaña en su labor porque entiende lo peligrosa que es, les muestra el camino de vuelta a casa donde nuevamente podrán abrazar a sus seres queridos. Pedro tu que sabes de dificultades y de decisiones difíciles, acompaña a los hombres de mar en cada una de sus salidas y protege sus regresos.
Un cariñoso saludo a cada Hombre de Mar llamado Pedro.”
Reflexión Profesora Religión María Paz Correa Vidal
Día del Pescador